Pajares
El afán de conquista y disfrute de la naturaleza más agreste propia del romanticismo de finales del siglo XIX y comienzos del XX impulsó el deporte del esquí en casi toda Europa y también en España. El Cantábrico no fue una excepción. Como en Candanchú, La Molina, Nuria o Navacerrada, junto con Pajares forman el grupo de estaciones pioneras, el paso del ferrocarril por una cota alta en la que la nieve era habitual todo el invierno resultó clave a la hora de fijar el primer enclave para el desarrollo del deporte blanco.
El resto es cosa del entusiasmo de un grupo de aficionados que, visto desde la perspectiva de muchos años después, resulta casi épico. Jesús Suárez Valgrande, su familia y, sobre todo, el grupo de personas que consiguió aglutinar alrededor de este deporte han escrito la historia del esquí en el Cantábrico, que tiene en los montes y la estación de Pajares su origen y el gran motor de su evolución.
El arranque de la estación de Valgrande-Pajares, con la inauguración del telesquí de La Cerra en enero de 1954, no fue sino un paso lógico entre el grupo de entusiastas que llevaba practicando el esquí en la zona con asiduidad desde el final de la Guerra Civil. El esquí, como medio de transporte puro y duro, tiene desde luego más antigüedad entre quienes debían desplazarse por el puerto. El esquí, como deporte, comienza a gestarse cuando el padre de Jesús Suárez Valgrande construye el Hotel de Pajares en la década de los años 20.
Campomanes
Santa Cristina de Lena
Puede corresponder probablemente a la antigua fundación del San Pedro y San Pablo de Felgueras del siglo VII, siendo su origen visigodo. La estructura actual se construyó en el siglo IX, año de 852, bajo el reinado de Ramiro I, por lo que se clasifica como ramirense al igual que los monumentos del Naranco.
Fue catalogada como Monumento Histórico Artístico en 1885 y la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1985.