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Camino de Madrid

Etapa

1

Cultura

Madrid

Habitada desde épocas muy remotas, en los sedimentos del río Henares se siguen encontrando restos de los periodos Paleolítico y Neolítico. En la actualidad, en la provincia madrileña, el Dr. José María Bermúdez de Castro, codirector del Proyecto Atapuerca y uno de los mayores expertos mundiales en dentición humana, y su equipo siguen aportando descubrimientos de extraordinaria importancia para entender el pasado de nuestra especie.También se han encontrado restos de los pueblos prerromanos (íberos y celtas). Durante la época romana y durante el reinado visigodo, Madrid no tuvo apenas importancia. Los datos más dignos de crédito hablan del origen de la ciudad en el siglo IX, con la construcción de una muralla en la ribera del río Manzanares por iniciativa del emir Muhammad I.
En la Edad Media, fue reconquistada por Alfonso VI (1083), repoblada por gentes del norte y albergó distintas comunidades de judíos, cristianos y musulmanes. El primer fuero de Madrid data del año 1118. Era una sociedad agraria, que comenzaría su andadura urbana como testimonia el Fuero del rey Alfonso VIII en 1202. También se creó el Concejo, con cierta relevancia en la sociedad castellana. La ciudad tuvo gran actividad gracias al privilegio de ser municipio libre vinculado a la Corona. Estos privilegios fueron confirmados en los años 1123 y 1202. En el año 1301 las Cortes castellanas se reunieron en la Villa por primera vez.
En 1383, Juan I hizo una concesión de la Villa a León V de Armenia, revocada en el reinado de Enrique III. En el período de los monarcas Trastamara la ciudad fue especialmente protegida lo que le permitió superar las crisis de 1434, motivadas por unas terribles inundaciones,y la del año 1438.
Llegados a la Edad Moderna, durante el reinado de Carlos I, Madrid se unió al movimiento comunero. El día 15 de mayo de 1521 el ejército real tomó la villa. El cambio de monarca supuso un acontecimiento importante para la ciudad ya que en 1528 el heredero al trono, que reinaría como Felipe II, prestó juramento en ella. Este monarca trasladó la corte a la ciudad en 1561, convirtiéndola en capital del Estado y en foco de atracción de variopintos personajes que convirtieron a la ciudad en un lugar muy peculiar, reflejado en la literatura del siglo XVII. A pesar de haber nacido en Madrid, en el año 1601, debido a las opiniones del duque de Lerma, el monarca ordenó el traslado de la capital a Valladolid. Madrid recuperaría la capitalidad en 1606.
En el siglo XVIII, durante la guerra de Sucesión, Madrid apoyó incondicionalmente la candidatura de Felipe V de Borbón.Terminada la guerra, los borbones realizaron grandes reformas y construcciones en la ciudad, como el Palacio Real (1738-60) y la urbanización de la capital. Pero sería el reinado de Carlos III, ejemplo acabado del sistema político europeo conocido como Despotismo Ilustrado, quien más y mejor trabajaría por la grandeza de la ciudad, como queda reflejado en el título por el cual ha pasado a la Historia : «mejor alcalde de Madrid». A él se le deben, entre otras obras, la edificación de La Real Casa de la Aduana, el Museo del Prado y la apertura del Paseo del Prado.
El siglo XIX trae a la ciudad sufrimientos sin cuento ya que el dos de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se alza contra la invasión napoleónica y da inicio a la guerra de la Independencia. Durante el breve «reinado» del francés José I, la ciudad tuvo que vivir momentos realmente apurados como la hambruna del año 1812.
La guerra de la Independencia transformó el país, contribuyendo a la entrada de las nuevas ideas políticas y filosóficas europeas propiciando la aparición de una nueva sociedad burguesa y liberal.
El siglo XIX, sobre todo el movimiento Romántico, convirtió a Madrid en una ciudad romántica con sus cafés, teatros, fondas, partidos políticos y periódicos. Este período sin embargo, también le hizo vivir violentos episodios revolucionarios.
Otro acontecimiento decisivo para la ciudad es la inauguración de la primera línea de tranvía en el año 1871.
Los últimos años del siglo XIX y los albores del siguiente siglo estuvieron plagados de sucesos sangrientos debido a la agitación política por la que estaba atravesando el país. La calle del Turco sería testigo en 1870 del asesinato de General Juan Prim, político liberal y uno de los personajes más influyentes de su época.
El siglo XX se estrena con un atentado de la organización anarquista «Mano Negra» dirigido contra el joven rey Alfonso XIII, el mismo día de su boda.
Además de hacer frente a los atentados contra las principales figuras políticas, la ciudad se vió convulsionada por los acontecimientos políticos en Europa : Iª Guerra Mundial. Aunque España no participó directamente en la contienda, el clima político alcanzó muchos grados de temperatura, lo cual se tradujo en la calle; los españoles tomaron postura ideológica y las tertulias en los cafés fueron un excelente termómetro de la situación al registrar los enfrentamientos dialécticos entre los «germanófilos» y los «aliadófilos».
El año 1919 dará un pequeño respiro a la ciudad con la inauguración del primer tramo del metropolitano. De esta época son también algunas notables edificaciones en la Gran Vía y en la calle Alcalá. En 1930 la ciudad llega a tener un millón de habitantes. A partir de este año y transcurrida la Guerra Civil, el aspecto de la ciudad no experimentó grandes transformaciones. Será en la etapa de los años 50 y 60 de la Dictadura Franquista, cuando Madrid experimente una extrordinaria expansión.
Con la llegada de la Transición Democrática, la Constitución democrática de 1978 le confirmaría como capital de la Nación. En la actualidad, a pesar de las incomodidades inherentes a toda gran capital, sigue siendo una ciudad muy hermosa y un referente político, social y cultural de primer orden.

Fuencarral

Fuencarral es una villa con origen antiguo. Se ha señalado en ocasiones el año de 1202 como momento en que ya existía, pero puede ser incluso anterior el asentamiento de esta población también se ha dado la fecha de 1375 como fundación. A pesar de que todas estas fechas hacen referencia a momentos de la historia real de la Villa, lo natural es que ya existiese en el s. XII.
Como nombre reconocido, “Fuencarral” es ya señalado en 1579, en época del rey Felipe II. En este lugar se hallaba una fuente donde paraban los carreteros para que abrevasen sus bestias, como al sitio donde paraban los carros se denominaba “carra”, de ahí el nombre de “Fuencarral”. La existencia de fuentes daba lugar a un asentamiento de población. A principios del s. XX, todavía existía esta fuente a la que se conocía con el nombre de “Fuente del Concejo” y estaba en el camino viejo de Alcobendas.
La “prosperidad” de Fuencarral va en ascenso desde el momento de su fundación. Es a mediados del s.XV cuando se encuentran datos de su población y nos hablan de “sesenta vezinos” en el momento en que fue arrasado durante las guerras entre los infantes de Aragón y Juan II.

Tres Cantos

Es una población creada a comienzos de los 70, y se segregó del municipio de Colmenar Viejo el 21 de marzo de 1991, pasando a ser el municipio número 179 de la Comunidad de Madrid. Los habitantes de la Ciudad de Tres Cantos se denominan «tricantinos». La urbanización Soto de Viñuelas es anterior al núcleo urbano, antes llamada Colonia Valdecastellanos.

Colmenar Viejo

El nombre de esta villa se vincula con el lugar que ocupaban las casas de Diego González Primo, donde había un colmenar y cerca de éste vivía un anciano apodado «el viejo». cerca de este lugar pasaba el camino de Alcalá de Henares a Segovia, que cruzaba el Manzanares por los puentes Grajal y Nuevo.
Los viajeros hacían noche en la casa del anciano, que amplió sus dependencias, asentándose definitivamente algunos de los hospedados naciendo de este modo, una aldea que se llamó «Colmenar del Viejo». Hoy día Colmenar Viejo.
Las últimas campañas arqueológicas realizadas en las tierras de Colmenar Viejo y su comarca han sacado a la luz toda una serie de restos que nos permiten asegurar con casi absoluta seguridad la existencia de asentamientos humanos más o menos estables y duraderos, anteriores a la reconquista y repoblación cristianas.
La evolución seguida por las distintas poblaciones del Real entre el siglo XIII y el XVI va a diferir notablemente. Mientras Manzanares crece muy despacio, algunas aldeas, como Guadarrama, Porquerizas (hoy Miraflores) y sobre todo Colmenar Viejo van a experimentar un crecimiento demográfico notable.
De todas ellas, es Colmenar Viejo la que concentra más población de todo el Real y Condado, de modo que será la primera de todas en conseguir el 22 de noviembre de 1504 la segregación jurisdiccional de Manzanares; siendo la villa que logra un mayor término municipal, poco después se erigirá en el centro económico y administrativo del Señorío y residencia del Gobernador y Alcalde Mayor del Condado.
En la España del siglo XVIII, el peso de la agricultura limitó las posibilidades de industrialización.
El siglo XIX supone para Colmenar Viejo un gran avance en cuanto a comunicaciones y transporte.
Al finalizar el siglo XIX, Colmenar Viejo presenta una estructura económica donde el sector primario es el predominante, aunque comienza a verse un pequeño desarrollo industrial donde destacan las pequeñas industrias, como el lavadero de lanas, las fábricas de curtido y otras derivadas, fundamentalmente, del subsector ganadero. Todo ello sin olvidar la extracción de piedra en las numerosas canteras existentes, principalmente tras la crisis surgida durante la Segunda República.
Poco antes de finalizar el siglo XIX se lleva a cabo una obra de gran importancia, no solo por el cambio espacial en la celebración de ciertos festejos tradicionales, sino por la envergadura de la empresa: la construcción de un coso taurino quese inauguró durante la función de las fiestas patronales de 1891. La plaza de toros simbolizaba la modernidad.
Este desarrollo, a principios del siglo XX, vendrá determinado por la acometida de aguas y energía eléctrica, a través de sucesivas contrataciones con la empresa Hidráulica Santillana. No obstante, las fuentes de la población continuaban con su función de abastecimiento. A su vez, la regulación del Manzanares arruinaría los molinos y batanes que tanta importancia tuvieron para la economía colmenareña desde la baja Edad Media.