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Camino de Madrid

Etapa

10

Cultura

Peñaflor de Hornija

La comarca de Peñaflor (y municipios cercanos) posee diversos yacimientos paleolíticos de la edad del bronce (hace casi 4.000 años) y de la época romana (desde el siglo I a.C., hasta la llegada de los visigodos, en el siglo V).
Al comienzo de la era cristiana (siglo I) esta tierra formaba ya parte del Imperio Romano, y pertenecía a la Provincia Hispania Citerior Tarraconensis, con capital en Tarraco (Tarragona), establecida por el emperador Augusto (año 63 a.C.- año 14 d.C.).
Probablemente en el periodo anterior al siglo VIII nuestra comarca experimenta una época de avance de la colonización del territorio. Se talaron grandes extensiones del bosque original para roturar los campos para el cultivo de cereales.
A principios del s. XIII (año 1202) Alfonso VII constituyó el alfoz con Peñaflor de Hornija y 4 aldeas hoy despobladas.
La localidad de Peñaflor tuvo gran relevancia en el desarrollo de la batalla de Villalar, librada el 23 de abril de 1521, que decidió el desenlace de la guerra de las Comunidades

Castromonte

Las primeras referencias históricas que tenemos sobre su existencia datan de finales del siglo XI. Ya en el siglo XIV, en 1354 Don Juan Alonso de Alburquerque, noble al servicio del rey Pedro I, lo adquiere para sí como señorío.

Valverde de Campos

La familia Enríquez, Almirantes de Castilla, tuvieron en Valverde de Campos una casa palacio, aunque la sede del almirantazgo la establecieron en Medina de Rioseco. Más tarde, entre los numerosos títulos de nobleza que ostentó ésta familia está el Ducado de Medina de Rioseco.
Como dato curioso, cabe reseñar que en el año 1063, en éste pequeño pueblo de Valverde de Campos, descansó el cuerpo yacente de San Isidoro, al ser trasladados sus restos mortales desde Sevila a León. . Es conocido, desde entonces en el santoral católico como San Isidoro de León.

Medina de Rioseco

Se sabe que en el periodo neolítico ya había asentamientos humanos en lo que entonces era una isla junto al río Sequillo, rodeada por inmensos bosques.
Durante la dominación romana (siglos III y IV), Rioseco aparece ya citada como la «forum egurrorum»(la plaza de los mercados).
Durante la Alta Edad Media (IX y X) Alfonso III el Magno, rey de Asturias y dueño de todas las tierras situadas al norte del Duero, ordena la repoblación de estos territorios, denominados «Campos Góticos».
A finales del siglo XIV,el rey Juan I concede a la población tener un escudo y le otorga los títulos de «Muy noble y Leal».
A pesar de estar asentada en plena submeseta norte, el 19 de Abril de 1424 se convirtió en sede del almirantazgo del reino de Castilla por decisión de D. Alonso Enríquez, quien la había recibido en propiedad, tres años antes, de manos del rey Juan II, como reconocimiento por sus desvelos en favor de la Corona.
Durante la Edad Moderna, a mediados del siglo XVII, el Rey Felipe IV le concede el título de Ciudad y comienza la construcción de un canal que pretender unir las parameras riosecanas con el mar.
Llegados al siglo XIX, La Guerra de la Independencia va a llevar la muerte y el hambre a estas tierras. La fecha más trágica para Rioseco sería el infausto día 14 de Julio de 1808, cuando, en el teso de El Moclín, las tropas francesas vencen a las españolas y toman la ciudad, que tuvo que presenciar las matanzas por las calles, el robo de los tesoros religiosos, el saqueo a las casas, el incendio de las iglesias, …
Los finales del siglo fueron mejores que los comienzos y, así, en Septiembre de 1884 se inauguraba la línea férrea Valladolid-Rioseco con la circulación del conocido como «tren burra».
En el siglo XX se desmantela el ferrocarril y desaparece buena parte del tejido industrial.