Apostol

Camino Castellano-Aragonés

Etapa

1

Cultura

Gallur

Su pasado histórico comienza con la construcción de un castillo-fortaleza, en el siglo XII, que controlará el paso del Ebro.
Con fecha de 6 de julio de 1109, sirvió de «prenda» para el rey Pedro III, que la empeñó al rey Sancho de Navarra, quien la anexionó a sus posesiones. Finalmente sería reincorporada al reino de Aragón.
A lo largo de los siglos XII y XIII, la villa aparece citada en diversos documentos en relación con hechos delictivos y guerreros.
Lo más interesante fue el interés que Los Templarios tuvieron en la villa, así como el dominio que ejercieron en ella. Al final, fue la Orden Sanjuan.La villa de Gallur ha tenido desde época neolítica diversos asentamientos humanos en sus cercanías, que se incrementaron con la ocupación romana del valle del Ebro, asentamientos conocidos como pagus, dando por derivación de uno de ellos origen al actual topónimo de la villa, al ser conocido el asentamiento como pagus gallorum, el asentamiento de los galos, por ser sus habitantes originarios de la Galia.
Desde el siglo VIII la comarca estuvo bajo control de los musulmanes, quienes levantaron un castillo, localizado en la zona ocupada por la actual iglesia parroquial.
En el año 1119 fueron expulsados los musulmanes por los ejércitos aragoneses de Alfonso I El Batallador, siendo repoblada la villa con mozárabes de Zaragoza y Andalucía, para ser entregada poco después por el monarca a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, conocida como Hospitalarios, y quedando Gallur encuadrada dentro de la Encomienda de Mallén.

Magallón

Los orígenes de Magallón se remontan a tiempos pre-romanos. En el s. I a.C. se llamaba “Caraues” y emitía moneda con esta ceca. En tiempos romanos aparece con el nombre de Caraví en el Itinerario XXVII de Antonino que describe la ruta de Caesaraugusta (Zaragoza) a Asturica (Astorga), situándola a 18 millas de Turiaso (Tarazona) y 36 de Caesaraugusta. De entonces quedan huellas como el Puente de Fornoles, sobre el río Huecha, un Azud y una torre vigía.
No quedan vestigios de la época visigoda mientras que abundan los de la ocupación musulmana, que duró del 714 al 1119, año en que fue reconquistada por Alfonso I, obligando a los moriscos a vivir extramuros en lo que se conoce como el barrio de la Morería hasta que en 1610 fueron expulsados definitivamente. De esta época se han descubierto los restos del importante cementerio musulmán de Quez, a pocos Km. de la villa.
Hasta 1492, también convivió en Magallón un importante grupo de judíos que ocupaban un barrio situado entre los actuales barrios del Calentejo y San Miguel, con sinagoga, baños públicos y hospital.
Fue en la época medieval cuando Magallón como pueblo alcanzó su máximo esplendor, construyéndose las iglesias de Santa María de la Huerta y la parroquial de San Lorenzo, así como algunas de las casas nobiliarias.
Se sabe que en 1243 Magallón ya era Villa. Posteriormente, en el año 1430, Alfonso V la incorpora a la corona como Villa Real. En esta época se construyó el castillo que sirvió de punto de defensa en la frontera de los territorios reconquistados y que tuvo una gran importancia en la guerra entre Pedro IV el Ceremonioso de Aragón y Pedro I el Cruel de Castilla , siendo destruido en el año 1369. De esta fortaleza sólo queda la torre del homenaje, constituida en campanario de la iglesia de San Lorenzo.

Borja

Sus orígenes se remontan a la Celtiberia, donde la población de Bursau, que se situaba junto a las ruinas del castillo, ya emitía moneda con este nombre.
Con la ocupación romana se desarrolló como núcleo de población y en el s. VIII, con la ocupación musulmana, tuvo gran auge, llamándose entonces Burya, que significaba torre o torreón en árabe.
Reconquistada en el s. XII por los cristianos, llegó a su máximo esplendor en los siglos XV y XVI. En 1438 fue nombrada ciudad por Alfonso V de Aragón.
Aún se conservan restos de la antigua judería en la parte vieja de esta ciudad que se fue extendiendo por el llano a partir del s. XVII, fundándose numerosos conventos, de Clarisas, Concepcionistas, Capuchinos, Agustinos y Dominicos que se sumaron al más antiguo de los Franciscanos.
Tras una época de penurias que comenzó con el saqueo de la ciudad en 1706 en la Guerra de Sucesión y culminó tras la Guerra de la Independencia, Borja volvió a repuntar con una importante industria del vino que llegaba a todos los mercados europeos.
En la actualidad su economía se sigue basando en la agricultura, particularmente en la del vino que cuenta con su propia denominación de origen “Campo de Borja”
El peregrino que llega a Borja puede disfrutar de la visita de numerosos puntos de interés, entre los que destacan la Colegiata, el Castillo, el Ayuntamiento y la iglesia de San Miguel.