Dejando a la izquierda la sierra de Santa Ana, llegamos al Duero. Estamos en Soria. Al salir, nos encontramos con el Pico Frentes y, a su espalda, la Sierra de Cabrejas. Serán las notas más sobresalientes del paisaje que empieza a discurrir entre árboles. Primero robles, hasta llegar al embalse de La Cuerda del Pozo; después pinos, muchos pinos.
Otro aspecto hay que resaltar, es que el Camino Jacobeo Castellano-Aragonés, especialmente en la zona soriana, atraviesa tierras que tuvieron su mayor esplendor en otras épocas, estando en la actualidad casi despobladas. El peregrino va a pasar jornadas de verdadera soledad, inmerso en un paisaje que contribuirá a sus reflexiones. Verá magnificados los escasos estímulos auditivos que se le presentan, el leve rumor de los campos de trigo, el canto de los pajarillos, el murmullo de las aspas de los aerogeneradores o el silencio absoluto en algunos momentos.