Apostol

Camino Castellano-Aragonés

Etapa

5

Folklore

Pozalmuro

Masegoso

Aquí se cuenta una leyenda, la del Fantasma de Masegoso, escenificada cada verano, sobre los amores de dos jóvenes del pueblo y un militar despechado que aterrorizó a sus habitantes disfrazado de fantasma y envenenó el agua de la fuente para vengarse de Adela, matando así a todo el pueblo.

La Pica

Omeñaca

En verano, sobre todo en sus fiestas de agosto, incrementa notablemente su población.

Tozalmoro

En verano, sobre todo en sus fiestas, incrementa notablemente su población.

Fuentetecha

Fuensaúco

Ontalvilla de Valcorba

Soria

Abundantes Fiestas y Tradiciones tiene Soria.

Por orden cronológico, los Carnavales, que empiezan con el tradicional «Jueves Lardero», son días de regocijo aderezados por los múltiples disfraces.

La Semana Santa soriana se vive con la solemnidad y austeridad que impregnan estas tierras castellanas. Sus ocho cofradías recorren las calles de la capital al pausado ritmo del redoble de tambores y toques de corneta.

Las Fiestas de San Juan, respaldadas por una antiquísima tradición, son las más populares y bulliciosas.

Desde que se tiene conocimiento de ellas, giran en torno al toro, que es el protagonista de la casi totalidad de los días de una fiesta en la que tiene nombre propio cada uno de ellos.

Los preparativos y las propias fiestas tienen como actores principales a las doce «Cuadrillas» que representan a los distintos barrios de la ciudad, herederas de aquellas 35 colaciones medievales, con sus simbólicos alcaldes por un año: los «Jurados» y sus ayudantes: los «Cuatros».

Los prolegómenos de las Fiestas de San Juan tienen como consecuencia una serie de festejos, cada vez más populares, de fecha variable, siempre relacionada con el comienzo de las mismas.

El Catapán se celebra en la tarde del primer domingo de mayo. Este día se aprueban las cuentas de cada cuadrilla y se pregunta a los numerosos vecinos que asisten si quieren fiestas para este año. La respuesta, como no puede ser de otra forma, es unánime. Música de charangas y gaiteros, y vino, en la sede de cada cuadrilla.

El Desencajonamiento de los toros en Valonsadero se está convirtiendo, de muy pocos años acá, en una nueva fecha festiva que hasta hace poco no existía. Cada vez son más los sorianos que van a ver como se descargan los toros de los camiones y se introducen en los corrales en la mañana del sábado, cuatro semanas antes de las fiestas.

El Lavalenguas es el día en que los Jurados de cada Cuadrilla van a Valonsadero a ver el toro que les ha correspondido en sorteo. Se celebra también en sábado, la siguiente semana, es decir, tres semanas antes de las fiestas. Se corretea a los toros en la Cañada Honda mientras, fuera del recinto, sigue la fiesta.

En la Compra toda Soria va a Valonsadero. Los Jurados oficializan este día la compra de los toros que les han correspondido a cada Cuadrilla. Se celebra en domingo, siendo un día completo de campo donde todo el mundo saca su cesta con las fiambreras para comer en las praderas con el bullicio permanente de las charangas y las «Sanjuaneras», canciones típicamente sorianas compuestas ex profeso para estas fiestas. Éste día, también tiene la suya: «Moza que a la compra vas…». Cada día tiene una o varias sanjuaneras dedicadas.

Las fiestas, propiamente dichas, comienzan el primer jueves después de San Juan. Les precede, el día anterior el Pregón; por lo tanto: Miércoles, El Pregón y le sigue el Jueves, la Saca. La «saca» es la traída a Soria de los toros desde el Monte Valonsadero, a 10 Km. de la capital. Se abren los corrales a las 12,00 h. en punto, comenzando una serie de imprevisibles acontecimientos que empiezan con la galopada de toros y jinetes a caballo entre la multitud que se apiña en la pradera frente al corral y terminan con la llegada del último toro a la plaza de toros, «La Chata», a las cuatro o las cinco de la tarde, quedándose casi siempre algún toro descarriado por los alrededores de Valonsadero.

Al día siguiente se torean los toros de las doce cuadrillas, seis por la mañana y otros seis por la tarde. Es el Viernes de Toros. La fiesta no cesa, por todas las calles se oyen las típicas «sanjuaneras».

El sábado por la tarde se subasta la carne del toro en la sede de cada cuadrilla, es el Sábado Agés. Sobre un tablado de madera elevado sobre el suelo un aguerrido charlatán, micrófono en mano, va describiendo las bondades de cada pieza de carne y alentando la puja, ayudado por los «cuatros» que reparten vino en bota entre la multitud sin que la charanga calle un momento.

El domingo es el día más serio de las fiestas. Cada cuadrilla, después de dar los últimos toques a su caldera, se dirige en comitiva, vestidos de gala, a la Alameda de Cervantes, donde se reunirán todas ellas, para someter su trabajo al juicio de un jurado que premiará la mejor de ellas. Es el Domingo de Calderas, el día grande de las fiestas. Las autoridades degustan las viandas que acompañan a las calderas y toda la Dehesa está llena de gente que no se quiere perder el acontecimiento.

El lunes es el último día de fiesta. Es el único día que no interviene el toro. En los anteriores se recogía, se toreaba y daba muerte, se subastaba en fresco su carne y se cocinaba en calderas en busca de mérito.

El lunes de Bailas, que es como se llama, tiene como protagonista una pradera junto al Duero, la «pradera de Las Bailas».

Por la mañana tiene un marcado carácter religioso. La Virgen de la Blanca es llevada en procesión desde la ermita de La Soledad hasta la Plaza Mayor, donde recibe el homenaje de todos y cada uno de los santos de cada cuadrilla.

Por la tarde todo el mundo se desplaza a pie hasta la pradera que hay casi al lado de la ermita de San Saturio. Cada Cuadrilla y cada Peña, con sus respectivos músicos, desfila por el Paseo de San Saturio, bajo la ermita de San Polo, cuyo túnel magnifica el sonido de trompetas y saxofones. Se merienda, se baila y se asiste al concierto que da la Banda Municipal de Música, que tampoco ha parado en los días precedentes, hasta casi el anochecer, regresando a la ciudad para preparar la traca de fin de fiestas.

A principios de otoño, el 2 de octubre, se celebra la festividad de San Saturio, el Patrón de la ciudad. Los sorianos celebran con mucha solemnidad la fiesta del santo anacoreta. Son fiestas con numerosos actos religiosos y festejos populares pensados más bien para los más pequeños, con gigantes y cabezudos, etc. También se producen acontecimientos deportivos y notables actuaciones musicales.