Apostol

Camino Portugués por la Costa

Etapa

9

Cultura

Vigo

Vigo y su comarca estuvieron poblados desde tiempos antiguos. Hasta el momento no se localizo ningún asentamiento paleolítico, aunque se han localizado piezas que se remontan a la Edad de Piedra, son un medio centenar de útiles tallados en cuarzo. La mayor parte de estas piezas prehistóricas se encuentran en la colección del Museo Municipal de Castrelos.
En Vigo, el proceso de romanización fue muy intenso en la ciudad. Las evidencias arqueológicas indican una importante actividad portuaria y comercial en el litoral vigués desde el siglo II a.C., desenvolviéndose un progresivo proceso de romanización, consolidado durante el siglo I d.C., una vez conquistado el territorio y establecida la paz romana.
El proceso de romanización duró cerca de seiscientos años de los que quedaron relevantes vestigios investigados en numerosas excavaciones arqueológicas: villas (villae), esparcidas por todo el litoral (Alcabre, Toralla…), restos de instalaciones portuarias, calles, instalaciones industriales (salinas y factorías de salazón), necrópolis, restos hundidos, además de una intensa romanización de los poblados castreños del término municipal.
Con la propagación del cristianismo, durante la Edad Media la Iglesia dominó la sociedad gallega. Vigo dependió durante mucho tiempo del Monasterio de Santa María de Melón (Orense).
A pesar de los habituales ataques de los corsarios, la villa de Vigo fue creciendo durante a Edad Moderna. Consiguió importancia la actividad artesanal y el comercio pesquero, siendo el gremio más relevante el de mareantes. Algunos documentos reflejan en esta época la importancia que tenía la pesca de la sardina. En 1573 se firmó la primera ordenanza que regulaba la pesca en la Ría de Vigo.
Como otros muchos lugares de España, Vigo fue ocupado por el ejército francés de Napoleón Bonaparte en 1809. La resistencia popular a esta invasión provocó un levantamiento dirigido por los militares Pablo Morillo y Bernardo González del Valle Cachamuíña que terminó con un asalto a las murallas y con la expulsión del ejército napoleónico. Este episodio motivo la concesión a Vigo del título de ciudad Fiel, Leal y Valerosa.
El primer tercio del Siglo XX el puerto de Vigo quedó asociado con la imagen de miles de gallegos que se embarcaron rumbo a América.
La Guerra Civil apenas se notará en Vigo, en donde apenas hubo resistencia al golpe de estado franquista y solamente tuvo lugar la batalla de Vigo durante un periodo de 10 días, que abarcó del 18 de julio al 28 de julio de 1936. No sucedió así en Lavadores, donde existió más resistencia al golpe militar.
En las décadas de 1960 y 1970 Vigo sufrió un crecimiento urbano acelerado y a veces desordenado, motivado por el desenvolvimiento industrial. La oferta laboral atrajo numerosa inmigración de las zonas rurales de Galicia, especialmente de la provincia de Orense, que arraigaron en barrios tan populares hoy como Teis, Coia y en el Calvario.

Chapela

cedeira

Redondela

Eran muy conocidas, entre los peregrinos antiguos, las murallas de la villa, que ya no existen. Lo que sí existen son documentos y restos arqueológicos de su pasado más remoto. De hecho, en Redondela, se encuentra una de las mayores y más interesantes necrópolis de época megalítica, de todo el territorio gallego :»Chan das Formigas» está situada entre las «parroquias» de Trasmañó y Cabeiro. La forman más de 40 megalitos de diferentes formas y tamaños, en distintos estados de conservación. Son los primeros testimonios de población de la comarca y tienen una datación en torno a los 3000 años a C.
Aunque no tan importantes, Negros, Monte do Castro o Ventosela, en Vilar do Mato, tienen hallazgos arqueológicos destacados, con interesantes grabados rupestres.
En tiempos históricos más cercanos, la historia de este municipio presenta una evolución sostenida a lo largo del pasado siglo XX, creciendo de forma sostenida, a pesar del ligero estancamiento sufrido en los años 80 de este pasado siglo. Este crecimiento se debe, en buena medida, a su cercanía a Vigo y Pontevedra.
Como es lógico, su actividad más importante es la pesca, que ha hecho que el puerto de Redondela se coloque entre los 10 primeros puestos entre los gallegos. La flota pesquera de la villa es fundamentalmente de bajura, dedicada a la pesca de peces de poco precio, mariscos y «choco», producto típico de la gastronomía redondelana.
No sólo la pesca, sino también la horticultura, hacen famosa a la villa gallega. Gran parte de su población se dedica al cultivo de hortalizas y a la producción vinícola. De hecho, los habitantes de la villa fueron los primeros que instalaron invernaderos para el cultivo de frutas como el kiwi y para el cultivo de preciosas flores.
Dentro del apartado industrial, Redondela se ha centrado, como es lógico, en las industrias conserveras y de congelados.
El sector terciario lo engloba una pequeña parte de la población redondelana, que se mantiene con negocios familiares.