Apostol

Camino Mozárabe

Etapa

4

Cultura

Alboloduy

Los orígenes históricos de Alboloduy alcanzan la prehistoria, con asentamientos en el Neolítico final almeriense (siglo VI a. C) y sobre todo en la tercera fase del Bronce (siglo VI a. C), situados en el Peñón de la Reina, con hallazgos, el cual menciona la alquería en su recorrido de Almería a Granada como Boloduy.
En torno a la primera mitad del siglo XIII, al formarse el Reino de Granada, se crea la taha de Alboloduy (unidad administrativa en que los soberanos nazaríes dividieron todo el territorio alpujarreño).
Tras las Capitulaciones de Almería, la taha perteneció a Boabdil, junto a otras, como feudo hasta 1493, para concederse definitivamente en 1504 a don Sancho de Castilla y Enríquez, señor de Gor, como recompensa por la ayuda prestada en la Reconquista. El siglo XVI estuvo caracterizado por la sublevación de los moriscos y su definitiva expulsión en 1570 tras su derrota, quedando Alboloduy despoblada.
La primera referencia estadística de la población de Alboloduy data de 1577, relacionada con la repoblación tras la expulsión de los moriscos, 51 cristianos viejos se instalan en la villa procedente de Andalucía Occidental, Extremadura y Levante, aunque anteriormente había sido un asentamiento poblacional importante, ya que, según el libro de Apeo y Población de 1574, la villa se componía de 153 casas con 150 vecinos moriscos, 3 cristianos viejos, el sacristán y dos beneficiados, datos que denotan una villa grande.
Los siglos XVII y XVIII se caracterizan por la demografía histórica del Antiguo Régimen, altas tasas de natalidad y mortalidad, pero pese a ello se mantiene una continuidad poblacional que al realizarse el Catastro de Ensenada en 175253 se observa un aumento demográfico importante, con 1.562 habitantes.
Hay que decir que este pueblo, conocido como de «los músicos», mantiene una actividad cultural notable, con una banda musical de las mejores de la provincia.

Nacimiento

Nacimiento es uno de los mayores ejemplos de la Almería profunda que ha resistido los peores momentos de una historia muy dura y que hoy, sobre una realidad distinta, va cambiando la faz y la geografía humana de la provincia.

Los cortijos se construyeron a finales del siglo XIX coincidiendo con las grandes ventas de la uva de mesa.

La población de Nacimiento es atravesada por un río del mismo nombre que se une al río Andarax en la localidad de Alhabia. Su historia va ligada a los avatares propios sufridos por la Alpujarra y Níjar.

Nacimiento conoció su mayor esplendor durante el siglo XIX y principios del XX gracias a la popularidad que alcanzó la uva de mesa almeriense. Esta bonanza en el cultivo del viñedo fomentó un cremiento considerable cuya máxima expresión fueron sus numerosos cortijos necesarios para la realización de las faenas propias del cultivo de la vid.

Los Gregorios

Doña María

Durante la época romana, la zona estaba poblada por pasar la calzada romana por la cercana localidad de Abla. Esto sería el germen de la actual Doña María. Ya existe constancia escrita de su existencia en 1571, en el Libro de Apeo y Población de Abla, en la que se menciona como Venta de Doña María. A mediados del siglo XVIII, la Venta de Doña María es descrita como una cortijada formada por nueve casas propiedad de un vecino de Abla, localidad de la que dependía durante esa época.

A comienzos del siglo XIX ya hubo una fusión temporal de Doña María con otros municipios vecinos pero dicha unión fue efímera, de 1810 a 1812.

Finalmente, los municipios de Ocaña, Doña María y Escúllar se fusionaron voluntariamente en 1976, formando el municipio de Las Tres Villas, dejando la capital en el núcleo de Doña María-Ocaña.

Ocaña

Las juntas

Abla

Existen escasas publicaciones acerca de la historia de Abla, cabe citar algunas referencias sueltas en diversas obras y especialmente en «Construcciones Romanas de Almería» de Gil Albarracín, «Historia general de Almería y su provincia » de Tapia Garrido y «Crónica Histórica de Abla» y «Raíces Populares de Abla» del autor local Antonio José Ortiz Ocaña .
También se suman otros inconvenientes para llevar a cabo esta labor investigadora que son la inexistencia de documentación histórica en los archivos locales, lamentablemente expoliados, y la falta de las oportunas excavaciones arqueológicas que arrojen a la luz la suficiente información que permita abordar con rigor científico un estudio histórico en profundidad.