Apostol

Camino Francés

Etapa

6

Cultura

Estella/Lizarra

Estella surgió a la sombra del castillo de Lizarra, allá por el año 1090 y fueron los artesanos «francos» los que la repoblaron, gracias a Sancho Ramírez, que les concede el fuero de Jaca.
La llamada «Toledo del Norte» tuvo un importante asentamiento de Navarros, judíos y francos, siendo estos últimos los que formaron el «Burgo Franco» o de San Martín, que se situó al pie de la roca sobre la que se alza la iglesia de San Pedro, en la margen izquierda del río Ega.
Aunque pasó por profundas crisis: Persecución de los judíos y sucesivas pestes, que llegaron a diezmar la población en un 70 por ciento en el siglo XIV, experimentó un crecimiento rápido, que se debió al comercio y a su privilegiada situación en la ruta. Ya en el siglo XII surgen las iglesias de San Nicolás y del Santo Sepulcro, y más tarde la Sinagoga del barrio judío se convierte en Parroquia, bajo la advocación de Santa María Jus del Castillo. Los judíos fueron trasladados a la falda del monte y al amparo del castillo.
El peregrino entra en Estella por lo que fue el «burgo de San Miguel», que surgió en torno a la iglesia románico tardía del mismo nombre. Posteriormente las iglesias de San Pedro, la Virgen del Puy y en la plaza de los fueros la de San Juan Bautista, dan idea de la importancia que tuvo esta villa.
Todavía a este lado del río se puede apreciar el monasterio de San Benito el Real y el Convento de las Clarisas. Por el puente de la cárcel o de San Miguel, recuperado en el año 1971, se cruza al señalado «burgo franco de San Martín», en el que se alza la mencionada iglesia del Santo Sepulcro, el convento de Santo Domingo y un poco más allá de la plaza de San Martín, se halla el Palacio de los Reyes de Navarra, un claro exponente de la arquitectura civil románica en España.
Extramuros de San Martín y después de pasar la puerta de Castilla, por donde salían los peregrinos de Estella, encontramos la ermita de Rocamador, que posee una hermosa talla de Santiago peregrino del siglo XVII.

Ayegui

Antiguo lugar de señorío eclesiástico de la Edad Media. Está documentado en el siglo XI con las grafías «Ayuegui».
El rey Sancho Garcés IV en el año 1060 dio todo este término al Monasterio de Irache.
Dispone de Iglesia parroquial de San Martín de estilo neoclásico de finales del siglo XVIII, aunque su construcción parece remontarse al siglo XVII, del que se conserva, además de los muros de la torre, la bóveda de aristas.
La ermita de San Cipriano ya existía en la Edad Media y pertenecía al Monasterio de Irache.

Monasterio de Irache

No está muy claro el origen del Monasterio Benedictino de Irache, puede quizás entenderse en conexión con el foco monástico de la Rioja, durante el siglo X, siendo el Rey de Nájera quien lo dotó de un hospital de peregrinos en el año 1054.
El primer y gran impulsor, no sólo del monasterio sino también de la ruta Jacobea en Navarra fue San Veremundo, iniciándose en el siglo XII las obras de una gran iglesia románica de tres ábsides.
Posteriormente durante los siglos XIII al XV, se sumerge en una larga crisis, de la que sale gracias a la congregación de San Benito de Valladolid en el año 1522.
En el siglo XVII se construyeron un edificio y un claustro en los que se albergo la primara Universidad de Navarra.
Situadas enfrente del monasterio se encuentra las bodegas de Irache, en donde se mantiene abierta, en horario de oficina la fuente del vino.

Azqueta

Teobaldo II le hizo concesión de fueros en 1246. Hasta 1346 perteneció a la iglesia de Pamplona, fecha en la que fue cedido al rey, siendo definitivamente incorporado a la corona en 1494 junto a Labeaga, Villamayor de Monjardín y Urbiola.
En 1850 se hablaba ya de que su fuente de La Peña, a 12 minutos del camino, era de aguas medicinales.
La iglesia de San Pablo Apóstol, edificio de origen medieval reformado en el siglo XVI, es de estilo gótico tardío.
Integrado en el valle de Santesteban de la Solana, se incorporó en 1845 al nuevo municipio de Igúzquiza

Villamayor de Monjardin

El Monjardin, a cuyos pies se abriga Villamayor, está coronado por el castillo de San Esteban, fortaleza del reino de Deyo-Pamplona en el siglo X.
El pueblo de Villamayor está dominado por la airosa torre barroca de la iglesia de San Andrés.
Entre las joyas custodiadas en el templo, la más preciosa es, sin lugar a dudas, la cruz procesional románica de plata del siglo XII, valiosísima, tanto por su calidad como por su rareza.
Muy cercana al pueblo y antes de entrar en él, por el Camino de Santiago, también se puede admirar la original «fuente de los moros», gótica del siglo XIII.

Arcos, Los

Los Arcos es una villa medieval, fundada sobre otra de origen Romano, posiblemente surgida de una encrucijada de caminos y que, por su condición de localidad fronteriza entre Castilla y Navarra, pudo gozar de los fueros de los dos reinos.
En el testamento del Rey Teobaldo II, a finales del siglo XII, se menciona un hospital de peregrinos que él mismo sostenía. En la actualidad sólo se conserva el de Santa Brígida, que parte del siglo XV.
El edificio más sobresaliente es la magnífica iglesia de Santa María con su espléndida torre renacentista del siglo XVI que inauguró el mismísimo rey Felipe II. De su muralla medieval, únicamente se conserva el llamado Portal del Estanco y el Portal de Castilla, siendo por este último por donde salían los peregrinos al reemprender el camino.