Ruta principal
Sahagún
Un remanso de paz invade el espíritu del peregrino al pasar por la ermita de la Virgen del Puente poco antes de entrar en Sahagún. Se sabe que en este lugar existió un hospital.
La villa de Sahagún cuna de reyes, santos y sabios, ya gozó de gran actividad en la época romana por su excelente emplazamiento en plena Vía Trajana entre la Legio VII e Italia, Vía que conducía a Astorga, Zaragoza y Tarragona.
Su nacimiento acaeció a la sombra de un Monasterio Medieval en honor de los Santos Facundo y Primitivo (de ahí el nombre de La Villa Sanctus Facundus), hace más de nueve siglos. En los siglos II y III tuvo lugar el martirio de dichos santos, quienes murieron decapitados y arrojados al río Cea, en cuya orilla fueron sepultados por grupos de cristianos.
Sahagún nace y crece al calor del monasterio Benedictino de San Benito consagrado a los Santos Facundo y Primitivo, mártires de la época romana, según cuenta la tradición. Fue destruido y reconstruido en varias ocasiones, pero es Alfonso III el Magno, el que le da el primer gran impulso al recoger en él a los monjes, que procedentes de Córdoba vienen huyendo de la invasión árabe. Alcanza su máximo esplendor bajo el reinado de Alfonso VI, al concederle privilegios y favores.
Durante este periodo fijaron su residencia en esta villa: Sabios, ricos, artesanos, burgueses y artistas procedentes de la España musulmana, de ahí que se prodigara tanto el arte mudéjar. Se mezclaron culturas y lenguas, conviviendo moros, judíos, francos y castellanos.
No obstante las muchas luchas del pueblo contra el feudalismo hizo que nuevamente fuera destruido y reconstruido, siendo, finalmente, la desamortización de Mendizábal y nuevos incendios en el siglo XIX lo que acabó con el poderío de aquella Abadía Benedictina.
Un ramillete de joyas arquitectónicas salpica toda la villa: las iglesias de San Tirso (siglo XII) y San Lorenzo (siglo XIII ambas de estilo románico-mudéjar; las de estilo neoclásico de La Trinidad (siglo XVI) y de San Juan de Sahagún (siglo XVII), junto con el santuario de la Virgen Peregrina (antiguo convento franciscano) y el museo de las Madres Benedictinas; forma un conjunto que se llegó a conocer como la capital del románico pobre, por el uso de ladrillo y de barro en vez de piedra.
Se cruza la ciudad y a la salida, un sólido puente (Puente de Canto) sobre el río Cea, construido en 1085 por orden de Alfonso VI, lleva hacia una chopera a la derecha, donde la historia sitúa la batalla entre Carlomagno y el rey moro Aigolando (muchos miles de muertos y la leyenda de las lanzas de los cristianos que florecieron al ser clavadas en el prado).
Calzada de Coto
Si se sigue el camino Francés no es necesario pasar por Calzada de Coto, quedará a nuestra derecha y al otro lado de la moderna autovía.
Este pueblo, que perteneció al monasterio Benedictino de Sahagún, únicamente lo conoceremos si decidimos tomar la ruta alternativa que también nos trasladará hasta Mansilla de las Mulas pero por la calzada romana «Vía Trajana»
Bercianos del Real Camino
El nombre de Bercianos del Real Camino Francés indica la procedencia de los primeros pobladores: una colonia del Bierzo leonés. Los documentos más antiguos que mencionan la existencia de Bercianos del Real Camino, datan del año 950 o antes.
El pueblo de adobe y tapial, con su sencilla iglesia de ladrillo, nos muestra una zona pobre e inhóspita, por donde además merodeaba el lobo. Domingo Laffi cuenta un dramático suceso ocurrido entre Bercianos y el Burgo «… Partimos hacia Brunello (Burgo Ranero), situado a cuatro leguas; Mas recorridas tres aproximadamente, dimos con un peregrino muerto y llegaron dos lobos que comenzaron a devorar aquel cuerpo; Les hicimos huir y continuamos hacia Brunello, y llegados a la tarde, fuimos a buscar un capellán para que fuese a levantar el cadáver…»
Burgo Ranero, El
Ruta alternativa
Sahagún
Un remanso de paz invade el espíritu del peregrino al pasar por la ermita de la Virgen del Puente poco antes de entrar en Sahagún. Se sabe que en este lugar existió un hospital.
La villa de Sahagún cuna de reyes, santos y sabios, ya gozó de gran actividad en la época romana por su excelente emplazamiento en plena Vía Trajana entre la Legio VII e Italia, Vía que conducía a Astorga, Zaragoza y Tarragona.
Su nacimiento acaeció a la sombra de un Monasterio Medieval en honor de los Santos Facundo y Primitivo (de ahí el nombre de La Villa Sanctus Facundus), hace más de nueve siglos. En los siglos II y III tuvo lugar el martirio de dichos santos, quienes murieron decapitados y arrojados al río Cea, en cuya orilla fueron sepultados por grupos de cristianos.
Sahagún nace y crece al calor del monasterio Benedictino de San Benito consagrado a los Santos Facundo y Primitivo, mártires de la época romana, según cuenta la tradición. Fue destruido y reconstruido en varias ocasiones, pero es Alfonso III el Magno, el que le da el primer gran impulso al recoger en él a los monjes, que procedentes de Córdoba vienen huyendo de la invasión árabe. Alcanza su máximo esplendor bajo el reinado de Alfonso VI, al concederle privilegios y favores.
Durante este periodo fijaron su residencia en esta villa: Sabios, ricos, artesanos, burgueses y artistas procedentes de la España musulmana, de ahí que se prodigara tanto el arte mudéjar. Se mezclaron culturas y lenguas, conviviendo moros, judíos, francos y castellanos.
No obstante las muchas luchas del pueblo contra el feudalismo hizo que nuevamente fuera destruido y reconstruido, siendo, finalmente, la desamortización de Mendizábal y nuevos incendios en el siglo XIX lo que acabó con el poderío de aquella Abadía Benedictina.
Un ramillete de joyas arquitectónicas salpica toda la villa: las iglesias de San Tirso (siglo XII) y San Lorenzo (siglo XIII ambas de estilo románico-mudéjar; las de estilo neoclásico de La Trinidad (siglo XVI) y de San Juan de Sahagún (siglo XVII), junto con el santuario de la Virgen Peregrina (antiguo convento franciscano) y el museo de las Madres Benedictinas; forma un conjunto que se llegó a conocer como la capital del románico pobre, por el uso de ladrillo y de barro en vez de piedra.
Se cruza la ciudad y a la salida, un sólido puente (Puente de Canto) sobre el río Cea, construido en 1085 por orden de Alfonso VI, lleva hacia una chopera a la derecha, donde la historia sitúa la batalla entre Carlomagno y el rey moro Aigolando (muchos miles de muertos y la leyenda de las lanzas de los cristianos que florecieron al ser clavadas en el prado).
Calzada de Coto
Si se sigue el camino Francés no es necesario pasar por Calzada de Coto, quedará a nuestra derecha y al otro lado de la moderna autovía.
Este pueblo, que perteneció al monasterio Benedictino de Sahagún, únicamente lo conoceremos si decidimos tomar la ruta alternativa que también nos trasladará hasta Mansilla de las Mulas pero por la calzada romana «Vía Trajana»
Calzadilla de los Hermanillos
El pueblo de auténtica configuración jacobea, se fue perfilando a lo largo de la Calzada de los Peregrinos y cerca de la fuente, formando la Calle Mayor, a medio trecho de la cual los frailecillos venidos de Sahagún erigieron una ermita dedicada a la Virgen de los Dolores, que cuenta con devoción muy arraigada en Calzadilla. La ermita conserva ciertas estructuras similares al románico de ladrillo de Sahagún y fue restaurada en el siglo XVI a base de lienzos de tapial y verdugos de ladrillo compactado, igual que «la panera», un edificio cercano a la iglesia y que, en su tiempo sirvió de alhóndiga o banco de préstamo de granos.